search
Ucrania

Trump y Zelensky acuerdan saqueo de los minerales

mayo 19, 2025

Por Demián Vinnichenko*

El centro expolia a la periferia

A finales de abril de 2025, Ucrania y Estados Unidos firmaron un “Acuerdo de cooperación en la extracción de minerales”. Formalmente, prevé la “ayuda” de Estados Unidos, pero en la realidad consolida un rígido control imperialista por tiempo indefinido: Estados Unidos, como centro del sistema capitalista mundial, se beneficia, mientras que Ucrania, debilitada por la guerra, cae aún más profundamente en la dependencia. Bajo la carátula de una “asociación igualitaria”, se está imponiendo un modelo en el que los recursos naturales permanecen en Ucrania, pero son gestionados desde el extranjero por grandes corporaciones estadounidenses.

Oficialmente, el gobierno de Zelenski asegura que el acuerdo «no limita la soberanía sobre el subsuelo»: se señala que se está creando un «fondo de inversión», que se compondrá 50/50. No figuran –en el texto final– obligaciones de deuda directa, remanentes con Estados Unidos, debido a la “ayuda” recibida durante los últimos tres años de guerra. En la práctica, los inversores extranjeros tendrán acceso exclusivo o privilegiado a 57 tipos de minerales, desde titanio y litio hasta uranio, gas y petróleo, principalmente para exportar en forma de materia prima. Aunque los yacimientos no se vendan formalmente, el Estado ucraniano está obligado a crear “condiciones convenientes para las empresas transnacionales”. La mitad de los ingresos futuros se destinará a un fondo de inversión que, a pesar de la igualdad declarada –50/50–, estará controlado por Washington. No sorprende que “la parte del león” de los ingresos procedentes de los recursos minerales ucranianos en realidad irán a parar a Estados Unidos.

Tampoco sorprende, que al principio de las conversaciones las condiciones por parte estadounidense fueran aún más abusivas: Washington exigió el control total del fondo y dos tercios de los ingresos futuros para pagar las “deudas” de ayuda militar –algunos incluso, compararon esta situación con las reparaciones pagadas por los países derrotados en las guerras–. Y aunque la versión final del acuerdo es un poco más suave, su esencia colonial no ha cambiado: las autoridades ucranianas están abriendo el subsuelo al capital occidental, estadounidense en particular. Aunque formalmente mantiene su “soberanía”, en realidad Ucrania está firmando entregar la gestión de sus recursos a quienes no se preocupan en absoluto por la reconstrucción del país sino por su propio beneficio usurario.

Fortaleciendo a la oligarquía, marginando a los trabajadores

Al firmar este “acuerdo sobre recursos”, las autoridades ucranianas están asegurando efectivamente el papel del país como donante de materias primas. ¿Esto hará que Ucrania mejore? Será mejor para los oligarcas ucranianos, que reforzarán relativamente sus capitales gracias a alguna afluencia de inversión extranjera en la industria extractiva. Históricamente, ellos se han enriquecido exportando materias primas –minerales, metales, productos químicos– y el nuevo acuerdo les permitirá hacer aún más rentable su negocio. Su propiedad sobre las minas, canteras y plantas metalúrgicas –al menos por ahora– no se ve afectada, y la cooperación con el capital estadounidense les abre el acceso a préstamos, tecnología y “cobertura” política.

Por lo contrario, los trabajadores ucranianos están excluidos del proceso de gestión de los recursos naturales de su país. Esas riquezas fluirán muy lejos de los bolsillos de la gente común. Esos enormes fondos se distribuirán entre inversores extranjeros, magnates ucranianos y un nuevo fondo controlado por burócratas del estado colonial. En lugar de montañas de “dólares” en que se valoran los metales raros, lo que le espera a los trabajadores es más pobreza, desempleo –ya que la industria extractiva de materias primas crea pocos empleos– y mayor desigualdad social.

La guerra como negocio

La invasión imperialista de Putin generó “oportunidades” para los imperialistas occidentales. Aprovechan para chantajear y fortalecer su influencia económica y política en Ucrania. Los funcionarios estadounidenses han declarado abiertamente: “Dado que Estados Unidos está invirtiendo decenas de miles de millones de dólares para apoyar a Kiev, tiene derecho a esperar un “retorno de la inversión”… ” (sic !!!). Y han decidido cobrarse a través del acceso a los recursos naturales y otras riquezas de Ucrania, en particular, su mano de obra altamente calificada.

El Acuerdo sobre minerales se convirtió en la encarnación material de la lógica imperialista. La Casa Blanca ha aprovechado eficazmente la vulnerabilidad militar de Ucrania, para imponerle condiciones económicas humillantes. Las negociaciones sobre el acuerdo se llevaron a cabo en paralelo con la presión combinada sobre Kiev, en el frente político por parte de Trump y en el frente militar por parte de Putin. Cuando los dirigentes ucranianos intentaron negociar y retrasaron la firma, la administración estadounidense recurrió a un perverso chantaje: una congelación temporal de la ayuda militar y de la señal satelital. ¡Y todo esto ocurrió en medio de duros combates! Cuando la dependencia de Ucrania del suministro de armas y municiones era (y sigue siendo) crítica. Los imperialistas estadounidenses utilizaron cínicamente la guerra como palanca: “te vendemos medios de defensa a cambio de tus recursos”.

Al mismo tiempo, Ucrania no recibe ni siquiera garantías de seguridad mínimas a cambio de concesiones económicas leoninas. Ni el texto del acuerdo sobre recursos ni los documentos que lo acompañan contienen disposiciones que obliguen a Estados Unidos a defender a Ucrania en caso de una nueva agresión rusa. Las autoridades norteamericanas conservan plena “libertad de acción”. La ayuda para defensa ucraniana en esta guerra continúa en función de los propios intereses de EEUU. Y ante una situación política diferente, este apoyo puede cesar, mientras que los recursos minerales ya habrán sido exportados al extranjero.

Esta doble política de “ayudar” con una mano y robar con la otra demuestra la esencia del imperialismo occidental y de todos los imperialismos. Consideran a la guerra como una oportunidad para favorecer sus intereses geoeconómicos y políticos.

¡Fuera todos los imperialismos!

Las autoridades y las élites gobernantes ucranianas, al colocar al país en la posición de vasallo económico de Estados Unidos, están socavando los intereses a largo plazo de su propio pueblo. Nosotros, los marxistas, debemos denunciar resueltamente este acuerdo. Y tanto al imperialismo ruso como el imperialismo occidental. Para los trabajadores ucranianos, ambos suponen una mortal amenaza: el primero es la ocupación militar y la opresión nacional, el segundo es el saqueo económico y la explotación neocolonial.

La salida de esta doble trampa está en la lucha independiente de los trabajadores de Ucrania por las transformaciones socialistas. Sólo tomando todos los recursos bajo control obrero y social y expulsando tanto a los ladrones extranjeros como a los propios oligarcas locales, el pueblo de Ucrania podrá administrar verdaderamente la riqueza del país. Los fondos para la reconstrucción y el desarrollo no deben fugarse a los bolsillos de los inversores. La primera y vital prioridad debe ser el desarrollo independiente de la industria de defensa, la reconstrucción de viviendas dañadas y la construcción de nuevas, restablecimiento de escuelas hospitales y fábricas. La recuperación de salarios dignos y la reactivación de la industria con una planificación democrática realizada por los propios trabajadores.

El camino hacia la liberación nacional de Ucrania pasará por la liberación social y política de la clase trabajadora de Ucrania.

(*) Traducción de nota publicada en Ucrania 17-05-25

Lea también